Aura Matilde Díaz Martínez, nace como su Padre Fideligno en Pandi Cundinamarca, el 29 de noviembre de 1924, bautizada Aura por su Sra. madre y Matilde como su abuela materna, hace parte de una familia conformada por tres mujeres, Aura Matilde, Elvira y Cecilia y un varón Luis, con la vena musical por la familia de su padre, después del paso por las poblaciones de San Bernardo en Cundinamarca e Icononzo Tolima; emprende viaje con su familia a la capital de la república, con tan solo 16 años; consolida junto a su hermana Elvira el dueto conocido como las Hermanitas Díaz, dejando para la posteridad una grabación en formato de 78 rpm, al parecer un verdadero tesoro de colección; el dúo concluye con el matrimonio de Elvira dos años después quien por razones de su nuevo estado, abandona sus actividades musicales.
Matilde, contrae matrimonio a los 18 años con un locutor de la voz de la Víctor en Bogotá, sin dejar su inclinación por la música; viaja con su esposo a Pereira por breve tiempo, decide regresar a la capital y separarse de Alberto Figueroa; Matilde ya con 20 años se vincula a la orquesta de Lucho Bermúdez, quien le llevaba 12 años, a través de un curioso concurso donde cantando el porro “El veneno de los hombres” se convirtió en la nueva voz femenina de la orquesta; pues por allí había pasado nadie menos que la barranquillera Carmencita Pernett. Emprende un viaje por la Argentina con el Maestro Lucho Bermúdez, por espacio de seis meses (1946) donde graba algunas piezas musicales con las orquestas de Eduardo Armani y Eugenio Nóbile y con músicos de ellas bajo la dirección de Lucho Bermúdez desarrolla grabaciones como “Caprichito”, grabando también con el Colombiano Bob Toledo (Alberto Basmagi) que estaba radicado en la Argentina. Al regreso al país se radican en Medellín, convirtiéndose esta ciudad en la sede musical y de la pareja que había contraído nupcias de carácter civil en Buenos aires. Allí permanecen por espacio de 14 años, debiendo recomponer la orquesta con nuevos integrantes radicados en esa ciudad dentro de los cuales se vincularon notables músicos como Luis Uribe Bueno , Antonio María Peñalosa y el gran pianista Ramón Ropain, que al parecer tiene mucho que ver también en el ascenso musical del maestro Pacho Galán. Deja para la posteridad en su voz, piezas incunables del firmamento tropical colombiano, por solo nombrar unas pocas como “San Fernando”, Salsipuedes”, Carmen de Bolívar”.
Viaja a Cuba en 1952 donde atienden invitación del Maestro Ernesto Lecuona, se presentan para la radio con la Orquesta de Bebo Valdés, realizando grabaciones con músicos de este ultimo, dirigiendo la orquesta el maestro Lucho Bermúdez; de este viaje nace una indisoluble amistad de Matilde con la guarachera de Cuba Celia Cruz que contaba con 25 años de edad, para aquel entonces Matilde contaba con 28 años de edad. Quedan en la mente de los cubanos composiciones del Maestro Bermúdez como “Prende la vela”, con coreografía de Roderico Neyra para el Tropicana, “Linda caleñita” interpretada por la Sonora Matancera con Olga Chorens en la vocal; de Cuba parten hacia México, ya hace 60 años, llegando a Veracruz, allí se conocen con el Maestro Rafael de Paz y Tony Camargo, al igual comparten con Luis Carlos Meyer que estaba radicado por aquel entonces en este País. De regreso al país inicialmente a Medellín y luego Bogotá donde deciden radicarse; ya en Bogotá, para 1963 se separa de Lucho Bermúdez cuando su hija Gloria María, contaba con apenas siete años de edad. Compartió con la orquesta de Lucho Bermúdez cerca de 19 años. Para 1964 contrae nuevas nupcias con Alberto Lleras Puga hijo del ex mandatario Colombiano Albero Lleras Camargo. Luego de una estela de éxitos canciones y reconocimientos en Colombia y en el exterior, dejo de existir un día como hoy, viernes 08 de marzo cuando el mundo celebraba el día Internacional de la mujer en el año 2002., sus exequias se celebraron en la capital de la república en la Candelaria norte, siendo cremada como fue su voluntad en Jardines de Paz. Nuestra Matilde es una demostración más que cuando se tiene el talento no importa donde se nazca; vino al mundo en el interior del País, que hace sentir los pueblos cundinamarqueses, plenos de alegría al reconocer en ella (Pandi) y en Carlos Julio Ramírez (Tocaima) dos de las más grandes glorias que ha dado nuestra música; convirtiéndose en la máxima exponente de la canción femenina de todos los tiempos de nuestra “Colombia Tierra Querida”, engalanando con la dulzura de su voz el bolero de ensueño, sin ninguna “Indiferencia”, el cual nunca dejo de interpretar, además de los aires andinos que con la fe del “Carbonero” le vieron nacer artísticamente.
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